viernes, 25 de junio de 2010

Plano Partido de Chacabuco en 1864

En este plano, se observa la ubicación de las propiedades pertenecientes a Juan Nepomuceno Terrero, antes de su subdivisión.




...Los campos de Terrero, poblados de hacienda criolla poseían puestos dispersos en las 27000 ha que ocupaba, en los que vivian hacia 1850-1860, puesteros, en su absoluta mayoría de origen criolla. Tal vez hubiera algunas sementeras de trigo en el rector mas próximi a Chivilcoy, pero esto no pasa de ser una suposición.
El hecho constatable es que existían "puestos" dispersos son en la llanura, donde sus habitantes llevaban una vida que mas que inhóspita, con escasos medios de comunicación, ni escuelas, ni capillas, mucho menos médicos. El centro de vida, eran las postas, donde se despachaban toda clase de artículos y se establecían vínculos sociales.
Esta imagen cambiará radicalmente con la compra por parte de europeos (italianos-irlandeses) de los campos a la sucesión Terrero, a partir de 1866.
Una importante fracción fue comprada por inmigrantes irlandeses: Lorenzo Kenny, Thomas Elliff, Daniel Scally, John Casey, Santiago Moran, y con posterioridad, por la familia Gaynor.
Estos pioneros introducirán a la par de extensos rebaños de ovejas, la estructura necesaria para tal actividad: galpones para realizar las esquilas, para guardar herramientas, e inclusive algún animal de alto valor; deberán buscar y generar mecanismos para la extracción de agua potable, tanto para ellos como para las haciendas: la crónica de viajes poseen continuas referencias a "los campos con aguas buenas", algo sumamente preciado, pues de ello dependía no sólo el éxito de la empresa, sino la supervivencia de ellos mismos, diferenciándolos de los de aguas "duras o salubres".
Construirán depósitos para guarnecer las lanas, y deberán contar con equipos de "chatas" que permitieran su traslado hasta el centro de acopio.
La estancia incluiría todo aquello necesario para la subsistencia autónoma, ya que en los almacenes de campaña, o pulperías se vendían artículos variados pero elementales, y solo por pedidos especiales se obtenían objetos mas elaborados: las dificultades de los caminos y la lejanía de los centros de población lo dificultaba y encarecía todo: de allí la existencia de montes frutales, las huertas, la fabricación de conservas, dulces y chacinados; de todo habia que abastecerse, y para todos los que habitaban la estancia. Para las mujeres, como indudablemente, lo que fue para Margaret, responsable de vrios niños y del personal, era necesario ciertos conocimientos elementales de curaciones, como compresas y vendajes. Era imprescindible ademas, saber coser, ya que el vestuario no podía renovarse continuamente y conocer los secretos de la cocina para alimentar a tantos con lo que se producía en el mismo campo y poco más, encargado en el Almacén de Campaña: hacia 1865 los artículos comestibles que se podían adquirir no eran variados: arroz, yerba, porotos, vinos, harinas, azúcar, sal.
Para adquirir otro tipo de articulos, se debería proceder a su encargue, o de lo contario dirigirse a Chivilcoy, y en el mejor de los casos , (y esto a partir de 1866) en tren desde ese sitio a Buenos Aires.
Se comprende en este marco, porque las Estancias debían poseer hasta uuna herrería propia, si se dedicaban al laboreo de las tierras; en la cual pudieran reparar los implementos de labranza, tales como rejas de arados y máquinas de segar...

Marina Vaccarezza, con la colaboración de las Sras. Romilda Luisa Casey de Bozzo y Verónica Bassi-Casey de Manganielo.

Nota extraída de Diario Vale Decir. 18 de Enero de 2007

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